lunes, 28 de junio de 2010

Mi vecino, lo asesino


Mi Vecino ¿Lujurioso, californiano o candoroso?


Les quedé debiendo la segunda parte de la historia, “La lista negra de mis queridos vecinos”: Les dije que éste personaje necesitaba un capitulo especial y acá va.

Quiero que conozcan la historia y juzguen ustedes sí realmente estoy equivocada o no.

A mi vecino lo conocerán a través de mis palabras, mis anécdotas, mi escritura, cualquier duda, lo pueden llamar y corroborar todo lo que digo. Tengo todas sus coordenadas y las de la dueña del lugar donde vive.

Primero, tengo que decir, a pesar que los departamento sean relativamente nuevos, el material de construcción deja mucho que desear, Algunos muros son de concreto y otros, sólo de tabiques, como por ejemplo la separación entre las habitaciones.

Ahora los introduzco al tema que nos convoca, mi vecino y sus extraños ruidos. Él vive en el departamento que está a mi lado, es decir, nuestros dormitorios son colindantes.

Él llegó a principios de enero de éste año, muy tranquilo, con pocos muebles y sin meter muchos ruidos.

Pasó el tiempo y comencé a sentir murmullos raros en mi pieza y no era yo. Bajé el volumen del televisor y me concentré. Quedé impresionada con lo que escuché. Eran susurros claramente sexuales, es más, eran frases que se repetían constantemente. Me dije, “no importa” y subía el volumen del televisor o me ponía los audífonos y escuchaba música.

Pero todo fue aumentando, tanto en volumen, como en expresiones, a distintas horas del día y de la noche, no paraba nunca, hasta que me aburrí y decidí ir a hablar con la causa de mis pesares y problemas.

Un día, después de una larga jornada de trabajo, llegué a mi departamento y me acordé de las muchas veces que fui molestada, me armé de valor, salí a pasillo, miré la puerta de mi vecino y toqué el timbre.
Se demoró mucho en abrir la puerta, pero lo hizo.
Por fin lo tenía frente a mí.
Lo primero que sentí es el olor a casa no ventilada, calor y aroma a hombre. Después me fijé en la persona que estaba mirando, un hombre de 1.70, 80 kilos, colorado, normal en todos los sentidos, con ojos grandes, vestido con un buzo y se notaba que lo desperté, ya que tenía una cara de sueño. Me presenté, le dije que era su vecina y traté de abordar un tema muy complicado de la forma más simple, hablarle de la construcción del edificio y de la distribución de las habitaciones.
Él todavía no captaba nada de lo que hablaba. Me miraba sonriente, pero necesitaba, claramente, más información. Le comenté que al ser tan débiles las separaciones entre los departamentos, lo podía escuchar. Me di la molestia de mostrarle mi departamento y que vira como estaban distribuidos. Noté que tenía pocos muebles. Le comenté de nuevo que, escuchaba ruidos y él me dijo, “disculpa, escuchas mis guitarras”, (tiene tres, más un tremendo equipo amplificador, ya que tiene una banda), yo le dije que no era eso lo que escuchaba. Me quedó mirando con expresión extrañada. Y pensé, al clavo o sino no va a entender nunca lo que le vine a decir. Le dije que escuchaba ruidos y que no eran sus guitarras, ni sus conversaciones por celular, ni las veces que se juntaba con sus amigos a jugar póker. Le dije “mira Jorge, lo que escucho son estas frases “o mi Dios, O mi Dios o que rico”. Se puso rojo hasta la última uña del pie, bajó la mirada, avergonzado y me dijo “es cierto, es que soy muy gritón”.
Yo, de verdad, no sabía que hacer, si reírme o sentir compasión por él. Lo miré a los ojos, que nunca los pude encontrar, ya que estaban pegados al suelo. Le comenté que lo escuchaba a cada rato, a todas horas y que realmente el tema que tenía muy molesta. Él seguía con la vista fija en ele suelo, colorado hasta detrás de las orejas. Y dijo “nunca me había pasado algo igual” y se rió nervioso. Le comenté que, tuve le mismo problema con los vecinos del mismo departamento, pero se habían solucionado, por eso había acudido a él.
Jorge seguía riéndose y sin mirarme. Me dijo que estaba pasando un mal momento, ya que recién estaba separado y discúlpenme, pero la expresión fue “Shiuuuu o sea tengo show para rato”. Es verdad se me escapó. Me miró con cara de comprensión y me dijo “voy a tratar de no hacer tanto ruido, pero lamentablemente soy gritón”, nuevamente mirando el suelo. Le dije que no había problema, mientras mantuviera sus ímpetus amorosos y gritos más silenciosos. Me dio su tarjeta, me dijo “Sí me hago mucho ruido, tú me llamas y fin del problema”. Lo miré y le dije, “sabes, es más fácil que golpeé la pared a que esté buscando tu número y llamándote”. Nuevamente se puso rojo. Me dio penita, le dije que contara conmigo para lo que quisiera, pero que bajara le volumen, yo no tenía que enterarme de sus andanzas amorosazas, buenas o malas. Nos despedimos, e incluso me invito a tomar unas “chelas”.

Tengo que decir que se portó muy bien, cuando comenzaba a gritar, se contenía y se mordía la lengua. Así pasaron semanas de tranquilidad para mí.

Hasta que vino le famoso terremoto. Él no estuvo, ya que los fines de semana se iba con su banda a Colina. Pero, yo creo que la tensión fue mucha y la tenía que sacar de alguna forma. Y nuevamente lo sentí, lo escuché y lo odié.

Tengo que decir, en descargo, que para el 14 de febrero, tuve que salir escapando de mi edificio, esto parecía “motel”, (por lo que me han contado) no era sólo era mi vecino, sino que varios vecinos que se pudieron de acuerdo y todos al unísono tuvieron su “happy Valentine” y varias veces. Yo agarré computador y salí corriendo de acá. Lo que menos quería escuchar es un millar de “uh, uh, oh, oh, que rico, más, más, por ahí, ohhhhh”.

Ahora sigo en m departamento, escuchando a mi vecino, con sus juntas de póquer, sus guitarreos, hasta cantando, sé lo que habla por su celular, hasta cuando se ducha, ya que no tiene agua caliente. Pensando positivamente, es mi despertador, a las 7:30 hrs., escucho un grito, eso quiere decir que mi vecino se acaba de meter a la ducha helada y que me tengo que despertar. Por lo menos, no tengo que programar mi despertador.

Bueno que le vamos a hacer, vivo en un barrio bonito, cerca del metro y de mi trabajo, pero todas las cosas no pueden ser maravillosas, yo tengo a mi vecino, que me despierta, tempranito y a altas horas, pero nada es perfecto e esta vida o ¿no?.

Y quién me dice que otro vecino o vecina no ha escuchado mis incurcuiones amorosas… ¿nadie sabe? ¿O sí?

Tengo que decir que mi vecino lujurioso, le ha dado “alegría” a mi vida, por lo menos me ha dado un motivo para escribir y sé que muchos querían leer esta historia.

9 comentarios:

Mariplopis dijo...

ameliabruja 6:37pm via Web @mariplopis ¡Que buen texto! me encantó. Nunca me he atrevido a enfrentarlos tan explícitamente

Mariplopis dijo...

guilleval 6:49pm via Twitter for BlackBerry® @mariplopis Buena la historia del vecino. Agradezco ser sordo.

Mariplopis dijo...

guilleval 7:12pm via Twitter for BlackBerry® @mariplopis excelente historia y notable redacción. Me sorprendió y alegró en medio de la pena. Eso se agradece !!

Mariplopis dijo...

Matiasfeliz 7:28pm Lo primero que debo decirle es a) si yo fuera el vecino no ventilaria mis deseos b) en caso contrario le diria "ayy diosss , perdon vecinaa"

Mariplopis dijo...

Pascale Rifo Azúa ehhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.....pucha, voy sliendo, a la welta me lo devoro!!!
besos MariPlop!

Mariplopis dijo...

Carolina Ochsenius Siebert Mary, está enisima.... Besitos.
Hace 2 minutos · Me gustaYa no me gusta ·

pascale dijo...

jajakakajaajakjakjaajk,.....te pasaste!!!!!
te voy a ir a ver una de estas noches , con palomitas de maíz!!!
jajakajakjaja
jajajajaj
Wena Mari!!!
siga...
besos!
TQM

Mariplopis dijo...

jajajaajjaajajjajajajakajka
jakajkajajakjakajkajakajakaka
que ganas de haberle visto la cara!!!! jajajajajaja

Mariplopis dijo...

mariplopis) Sharing Refresh Refreshing... More
Delete Stream Twitter API is busy, please try again later
EmersonAllende 8:14pm via UberTwitter @mariplopis Muy entretenida tu historia... Me rei un montón hasta imaginé la situación